Según el Ministerio de Trabajo, actualmente 135.417 personas con discapacidad buscan activamente empleo en España. El 83,2% de ellas busca trabajo en el entorno digital.

El Observatorio de la Vulnerabilidad y el Empleo de la Fundación Adecco, con el apoyo de Keysight Technologies Sales Spain, ha presentado el 14º informe Tecnología y Discapacidad, un análisis que basa sus conclusiones en una encuesta a 300 personas con discapacidad en búsqueda activa de empleo.
Según dicho informe, el 60% tiende a autoexcluirse de las oportunidades de trabajo publicadas en el entorno digital: portales de empleo, webs de empresas, apps móviles, etc. ¿Por qué lo hacen? El 71% de ellos destaca que, en ocasiones, las ofertas utilizan lenguaje excluyente o capacitista, por ejemplo, exigiendo periodos prolongados de trabajo de pie, manipulación de cargas sin ayuda, carnet de conducir para puestos de oficina, etc.
Un 31,5% subraya que, en muchas ocasiones, las ofertas presentan filtros automáticos mal configurados, que perpetúan la discriminación algorítmica. El uso de herramientas automatizadas para el cribado de candidaturas puede generar sesgos si no están bien diseñadas. Por ejemplo, los test psicométricos con tiempo límite estricto, penalizan a personas con discapacidad que necesitan más tiempo para procesar o responder, aunque sus competencias no se vean afectadas; y los sistemas de puntuación que priorizan trayectorias laborales lineales, no contemplan interrupciones por motivos de salud o discapacidad, generando una puntuación más baja injustamente.
Diseño inaccesible de los portales de ofertas
Actualmente, la pantalla o el monitor del ordenador o el móvil, se ha convertido en la primera puerta que toda persona debe atravesar para acceder al mercado laboral. En este contexto, resulta esencial que estos espacios estén diseñados con criterios de accesibilidad y un lenguaje inclusivo.
Un 25% destaca que muchas ofertas presentan un diseño inaccesible. El diseño de las plataformas y contenidos de empleo puede suponer una barrera para quienes utilizan tecnologías de apoyo. Algunos ejemplos comunes son el uso de imágenes sin texto alternativo. Esto impide que las personas con discapacidad visual comprenda el contenido mediante lectores de pantalla. El contraste de color insuficiente también dificulta la lectura para personas con baja visión o dislexia.
También existen formularios que no se pueden completar con lector de pantalla. Muchos portales de empleo no están programados para ser compatibles con tecnologías de asistencia. Además, hay vídeos sin subtítulos o sin transcripción, lo que excluye a personas sordas o con dificultades auditivas. De la misma manera, hay interfaces poco navegables o con exceso de estímulos, que generan dificultades para personas neurodivergentes, como quienes tienen TEA o TDAH.
Personas con discapacidad mental
Si ya hemos mencionado que seis de cada diez personas con discapacidad tienden a autoexcluirse de las ofertas de empleo, este porcentaje se dispara hasta el 75% en el caso de las que presentan algún diagnóstico de salud mental. “El simple acto de enfrentarse a un anuncio poco claro o exigente puede alimentar la autocrítica o generar bloqueo cognitivo, de modo que las personas con discapacidad mental tienden a abandonar antes de postular. Se suma el temor a la estigmatización: si la oferta no menciona ajustes razonables ni usa un lenguaje inclusivo, la persona anticipa rechazo y prefiere autoexcluirse para evitar un episodio de discriminación”, explica Begoña Bravo, directora de Inclusión de la Fundación Adecco.